Fr. Francesco Patton, Custodio de Tierra Santa
No hemos cancelado la Navidad puesto que es un hecho acaecido hace tiempo y -gracias a Dios- nadie puede cancelarla. La Navidad consiste en que el Hijo de Dios entró una vez y para siempre en nuestra historia, se hizo uno de nosotros, nos fue dado, dio sentido a nuestra vida y así nos salvó.
Podemos encontrarnos en medio de las peores y más difíciles situaciones, en medio de las tinieblas de la historia; podemos encontrarnos en medio de la oscuridad de la guerra y el odio. Sin embargo, aunque la oscuridad no acoja la luz, esta sigue brillando y no puede ser sofocada.
En efecto, mientras más inmersos nos encontramos en esta noche tanto personal como colectiva, más necesitamos que la luz brille. Y necesitamos que la luz se difunda por todas partes, comenzando desde esta gruta, para mantener viva la esperanza de un mundo nuevo, salvado gracias al nacimiento de este niño: Jesús, Emmanuel, Dios con nosotros.
En esta Navidad sofocada por las tinieblas del odio y la guerra, nos arrodillamos ante el pesebre vacío en el que María colocó al niño Jesús después de darlo a luz y lo envolvió en pañales y hacemos nuestra la oración de san Juan Pablo II:
Feliz Navidad desde Belén.
Fr. Francesco Patton, Custodio de Tierra Santa
Fuente: www.custodia.org