Pestaña

domingo, 24 de diciembre de 2023

Del Ministro Provincial por la Navidad del Señor

Fray Joaquín Zurera Ribó, ofm

 
«¡Oh, admirable celsitud y asombrosa condescendencia! ¡Oh sublime humildad! ¡Oh humilde sublimidad, que el Señor del universo, Dios e Hijo de Dios, se humilla hasta el punto de esconderse, para nuestra salvación, bajo una pequeña forma de pan!» (CtaO 27)»

A los hermanos de la Provincia, a las hermanas contemplativas OSC, OIC y TOR, A los hermanos y hermanas de la OFS, a las hermandades y movimientos franciscanos
 
El Señor te dé la Paz.
El Verbo se hace carne y viene a habitar entre nosotros. Es el gran acontecimiento que estremece a toda humana criatura, porque es el mismo Dios el que ha aceptado y amado nuestra condición de fragilidad y vulnerabilidad. Cultiva, pues, la capacidad de asombro, de admiración, porque de aquello que hemos hecho una rutina realmente es algo que nos sobrepasa y que nos supera.
Contemplamos el misterio de la encarnación del Hijo de Dios, el que diariamente se ofrece en la mesa del altar y se hace alimento para nuestra salvación. Colocado en el pesebre por su Madre, la Virgen María, es el que se ofrece como alimento que nutre nuestras vidas para acoger y alcanzar la salvación prometida. No cierres las entrañas de tu corazón, no hagas realidad lo que a lo largo de la historia tantas veces ha ocurrido: «Vino a su casa y los suyos no lo recibieron» (Jn 1,11). No dejes que la parafernalia externa te impida abrir de par en par las puertas al Salvador.

Hace 800 años, en Greccio, Francisco de Asís quiso vivir y hacer partícipe a los habitantes del lugar de este regalo de la encarnación del Hijo de Dios, la Palabra del Padre que se acerca a nosotros por la senda de la mansedumbre, la humildad y pobreza, de modo que, contemplado y comido en cada Eucaristía, aprendamos también nosotros a seguir la senda de quien por nosotros se ha hecho Camino, manifestándose sencillo, despojado y entregado, en humilde apariencia de pan, para ser acogido, reverenciado y amado por quien tiene alma de niño.

Cante el corazón agradecido, se disipen las tinieblas para que sea la Luz la que habite entre nosotros, y emprendamos el camino: experimentar el encuentro con el Dios que se muestra en la debilidad de un Niño, a fin de ser testigos del mayor don recibido por la humanidad. Desde ahí, descubramos caminos nuevos que nos abran a Dios y nos hagan sentirnos humanos y hermanos:

  1. El camino de la acogida: al Dios que se te ofrece, y centra tu vida en Él, para ser también acogedor de tus hermanos, especialmente de los que más sufren.

  2. El camino de la delicadeza, de la ternura, del abrazo sincero, del vínculo que nos hace hermanos: las corazas se desploman cuando toca tu corazón la debilidad del Amor.

  3. El camino de la Luz, frente a las tinieblas que ciegan y nos envuelven en una atmósfera que nos impide ver, reconocer y entablar lazos de fraternidad. Ilumina las tinieblas de mi corazón, Tú que eres la Luz y la Vida.

  4. El camino de la humildad, de lo pequeño, pues «jamás queráis tener ninguna otra cosa bajo el cielo» (RegBul VI, 6), cuando se nos ha dado el mismo Hijo de Dios. Deja a un lado esa felicidad que erróneamente nos venden como llevar una vida acomodada e insensible al dolor del mundo y de la humanidad. Frente a nuestras justificaciones, recuerda que los pequeños y los pobres ensanchan el corazón para Dios.

  5. El camino de la Paz, que nos trae el Salvador. Tenemos presente a nuestros hermanos en la Tierra de Jesús, quienes, por desgracia, vivirán una Navidad de soledad y de dolor. Los tenemos presentes y también buscamos ser portadores de paz al primer núcleo, el de la familia y el de la fraternidad, para que no sea una palabra vacía, cuando es la Palabra quien se hace carne.

Feliz Navidad, dedica tiempo a Dios, llénate totalmente de Él. Así, en medio de este tiempo en el que abundan los regalos, haz memoria del mayor regalo que se nos da en Belén en el Dios hecho hombre. Desde Él, haz de ti mismo también regalo para los demás, ábrete totalmente a Dios y así podrás ofrecer lo que eres, con el corazón agradecido, apasionado, en humildad y asumiendo tu propia fragilidad.

Madrid, a 22 de diciembre de 2023


 
Fdo.: Fray Joaquín Zurera Ribó, ofm
Ministro provincial