Con motivo del VIII centenario de
la «Navidad en Greccio», la Penitenciaría Apostólica ha concedido Indulgencia
Plenaria a todos los fieles que, desde el 8 de diciembre de 2023 (Solemnidad de
la Inmaculada Concepción de la Virgen María) hasta el 2 de
febrero de 2024 (Fiesta de la Presentación en el Templo del Señor), visiten como peregrinos, cualquier Iglesia franciscana del mundo,
en grupo o individualmente, cumplan con las condiciones habituales (Confesión
Sacramental, Comunión Eucarística y oración según las intenciones del Sumo
Pontífice) y participen devotamente en los ritos jubilares, o al menos se detendrán
ante el Pesebre allí preparado, dedicando un tiempo adecuado a la piadosa meditación,
concluyendo con el Padre Nuestro , el Símbolo de la fe y las invocaciones a la
Sagrada Familia de Jesús, María, José y san Francisco de Asís y que podrán
aplicar, a título de sufragio, también por las almas de los fieles que aún se
encuentran en el Purgatorio Los ancianos, los enfermos y los
que por un motivo grave no pueden salir de casa, también podrán ganar la
Indulgencia Plenaria con el arrepentimiento de todo pecado y con la intención de
cumplir cuanto antes las tres condiciones habituales, participando
espiritualmente en las celebraciones jubilares, con el ofrecimiento a Dios
misericordioso de sus oraciones, los dolores y las molestias de su propia vida.
Oraciones a la Sagrada
Familia y a San Francisco de Asís
Oh Buen Jesús,
contemplando este Nacimiento/Belén, te pido la gracia del perdón de mis
pecados. Tú eres el sol que nace de lo alto, hecho carne para iluminar a los
que viven en tinieblas y en sombra de muerte. Tú pusiste tu morada entre
nosotros y nos amaste hasta dar la vida por nosotros. No viniste a condenar al
mundo sino a salvarlo. Dame la gracia del arrepentimiento sincero y la humildad
de reconocer mi fragilidad. Dame fe en tu misericordia y renueva en mí el gozo
de tu salvación.
María, Madre de Jesús
y Madre de la Iglesia, enséñanos la alegría de los humildes y de
los que creen en las promesas del Señor. Ayúdanos a proclamar la grandeza del
Dios que acompaña y salva a nuestra sufriente humanidad. Tú eres la aurora de
una nueva creación. Tú eres Virgen hecha Iglesia, eres Madre de gracia y de
misericordia. Escucha nuestra súplica con la ternura de tu corazón inmaculado.
San José, siervo
justo y fiel del Señor. Tú eres custodio santo y generoso. No apartes tus
cuidados de nosotros, peregrinos extraviados en busca de la patria verdadera.
Protege a la Iglesia de las insidias del maligno y enséñanos a confiar en Aquél
que entregó a su único Hijo para rescatarnos del pecado, del mal y de la
muerte.
San Francisco de Asís, tú que tanto amaste al Cristo pobre y humilde que
quisiste revivir en Greccio, con fe y devoción, la noche de su nacimiento en
Belén, intercede por nosotros para que podamos contemplar con un corazón limpio
la belleza de la encarnación del Hijo de Dios y la bondad de su mirada que nos
llama a una vida nueva. Amén.