Pestaña

domingo, 19 de abril de 2020

Pascua de Sor Mª Teresa Fernández Corredera

 Fraternidad de Santa Clara, Montilla. Córdoba
22 de marzo de 2020

  El pasado día 22 de marzo del presente año 2020, recibió el abrazo del Padre nuestra hermana Teresa Fernández Corredera, de la fraternidad de Santa Clara en Montilla, Córdoba, a la edad de 83 años y 65 de vida religiosa. Sin ruido a solas con el Amado, que la llamó a recibir la corona de los bienaventurados: “Entró en el reino de su Señor, y recibió la corona preparada desde toda la eternidad, como esposa fiel”
 Sor Teresita nació en Lucena, Córdoba el 9 de enero 1937, ingresando a la edad de 18 años en el extinguido convento de Santa Clara de Lucena el 25 de noviembre de 1955 y tomando la librea franciscana el 30 de mayo del siguiente año.  El 19 de septiembre de 1957 hizo su profesión simple y el 21 de diciembre de 1960 ratificó su consagración al Señor por medio de la profesión solemne. Tras el cierre del monasterio de Lucena en 1973, se trasladó a la fraternidad de Santa Isabel de Córdoba y al cerrarse también este, el 7 de mayo de 2016, se incorporó a nuestro convento de Santa Clara en Montilla.
   En los cuatro años que ha convivido en nuestra fraternidad, la recordamos como una hermana alegre y fraterna y hemos visto cómo el Señor la fue despojando de todo y ella fue adoptándose a las nuevas circunstancias que Él le ponía delante con total normalidad y entrega, acogiendo los nuevos proyectos de Dios sobre ella. Fue un alma de oración y muy amante de nuestra Madre, María Santísima.
 Su partida de entre nosotras fue sin esperarlo, la madrugada del 22 de marzo, cuando la hermana enfermera fue como de costumbre a levantarla, la encontró tendida en el suelo. Así en suma pobreza, ella que como “peregrina y advenediza” emigró a dos comunidades, ahora yacía pobre en la desnuda tierra...
 Aunque por la crisis de la pandemia del corona virus que estamos viviendo a nivel mundial, tan sólo pudimos estar presentes en su sepelio su fraternidad que la acogió con cariño y que ahora la deja en manos del Señor, agradecemos a todos sus familiares, hermanas de federación y amigos, que no pudieron estar presentes físicamente, sus oraciones y muestras de cariño y cercanía.
Que ella desde el Reino de la Vida, interceda por nosotros que no la olvidamos.
Dichosos los que viven y mueren en el Señor.         
Sus hermanas de la fraternidad de Montilla