“Vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría”, Juan 16, 20-23ª.
El pasado 17 de mayo, el Padre llamó a su banquete celestial a nuestra hermana Sor Pilar de Santa Margarita Monedero Espino, en la Fraternidad de Santa Clara de Alcalá de Guadaira, Sevilla. Con la confianza de que ya está gozando del rostro del Amado, oramos por ella al mismo tiempo que nos encomendamos a su intercesión.
SEMBLANZA
Ha estado 75 años, nueve meses y 28 días, entre las paredes del convento. Margarita era la última cronista de la historia antigua de nuestro Convento, de esas Hermanas que reconstruyeron esta casa, de las 10 que llegaron en 1941, más otras tantas que se incorporaron hasta 1957, ella es la última testigo de una dura época, transmisora de lo ocurrido desde finales de 1800 hasta nuestros días. Ella escuchó y aprendió de las más antiguas, hasta llegar a ser el referente histórico del convento de hermanas pobres de Santa Clara, en Alcalá de Guadaira.
Ha transmitido oralmente durante su vida el amor a esta casa, el espíritu y constancia de esas veinte hermanas que, desde la humildad y el trabajo, han levantado las paredes de este reducto de Paz, Amor, Espiritualidad y Oración. Tenemos una deuda con todas ellas. Tenemos aquí en este convento el alarido fuerte de la oración, del rezo por todo lo que pasa, ha pasado y pasará en nuestro pueblo; cuando nuestras prisas nos lo impiden, ellas rezan por nosotros, cuando dejamos en un segundo plano nuestra oración, ellas lo hacen por nosotros, piden por nuestros enfermos, piden por nuestros difuntos, rezan dando gracias por lo bueno. Tenemos una cuenta pendiente con ellas.
Madre Margarita ha dedicado su vida contemplativa al mantenimiento de esta casa; estuvo trabajando hasta el día antes de su ingreso en el hospital, todo un ejemplo de perseverancia y entrega.
Era una persona muy espiritual, su constancia en el rezo fue inspiradora para las más jóvenes, quienes la tienen como una verdadera madre y ejemplo a seguir. Templada y seria como buena castellana, pero al mismo tiempo alegre como buena andaluza de adopción.
Dedicó sus últimos años de vida en dejar por escrito para ser publicado la historia de este convento, y cito textualmente: “antes de partir a la casa del Padre tenemos que dejar escrita la Historia del Convento de Alcalá para que no se pierda”, y lo consiguió. Su último propósito en el cuidado de este joyero precioso, fue el divulgar lo que aquí ha pasado desde que se fundara el convento en 1597, hasta nuestros días. Publicación que verá la luz antes de que acabe el año. Ella decía que “antes de empezar con la campaña de dulces de navidad”, y así se hará.
Madre Margarita, para todos siempre será Madre. Sirvió a su fraternidad como Abadesa desde 1993 hasta 2013.
Madre Margarita era eso: Caridad, Amor y Oración. Descansa en la PAZ del Señor, hermana y madre.