Pestaña

viernes, 19 de mayo de 2023

Pascua de Sor Mª de Guadalupe García Hernández

Fraternidad de Ntra Sra del Valle en Zafra, Badajoz

  "...cada una será reina en el cielo, coronada con la Virgen María" (S. Fco)

El pasado 16 de mayo, falleció nuestra querida hermana Sor Mª Guadalupe García Hernández, en la Fraternidad de Nuestra Señora del Valle en Zafra, Badajoz, a los 87 años de edad.


SEMBLANZA

Nuestra hermana Sor Mª de Guadalupe, era natural de nuestra ciudad de Zafra. Nació el 17 de julio de 1935. Creció junto a este monasterio, sus padres eran los demandaderos. Ya de pequeña sintió sus campanas y sus rezos, sus días de fiesta, sus momentos de preocupación y esperanzas. Años difíciles, duros. Años en los que el buen Dios se hizo presente en su historia como tesoro escondido, como fuente inagotable que calma la sed y llena de sentido, fortalece y sostiene.

Entró en él el día 7 de diciembre de 1955, vísperas de la Inmaculada Concepción, Que para ella ese día le marcó profundamente, tanto es así que, lo recordaba continuamente en alabanza y acción de gracias al Señor y a la Santísima Virgen su Madre, por ese regalo inmerecido de su vocación.

Tomó el hábito, el día 13 de junio de 1956. Hizo su profesión Temporal, el 16 de Junio de 1957. Y su Profesión solemne, el 16 de Junio de 1960.

Una vida entregada al Dios que en su Hijo Jesús se nos dio primero, a ese eterno amor que llena de luz y gozo la existencia, que va plenificándonos en medio de lo cotidiano, en medio de la comunidad de hermanas, en ese trato de fraternidad, desde la sencillez, desde el trabajo de sus manos, el asombro, la contemplación de lo pequeño, de todo lo vivo imagen de su rostro, claridad de su amor.

¡Loado en toda criatura, mi Señor!

Una vida entregada al que ama sin condiciones, desde la gratuidad que brota del reconocimiento de nuestra propia fragilidad. En su debilidad, su fuerza (es el Señor escudo y fortaleza). En su cuerpo frágil la cruz redentora, la desbordante alegría que hay más en el dar que en el recibir, que nadie tiene amor más grande que el que vive desde la entrega de su vida.

Una voz Clara dedicada a la alabanza del Dios que hace nuevas todas las cosas y las llama a su existencia, y nos llama a vivir en su amor. Cantaba muy bien y cuidaba la liturgia como alimento de hermandad, de compartir la vida con sus hermanas y crecer en fidelidad al eterno amor de Dios.

Siguiendo los caminos de Francisco y Clara cultivó el silencio, la interioridad, la presencia de Dios en lo escondido, la acogida, la sonrisa. La eucaristía y la oración comunitaria y personal vividas en comunidad de hermanas que comparten la vida, la llenaron de felicidad.

Ha sufrido mucho estos últimos meses, pero no ha perdido la sonrisa y ha sido causa de bendición para su comunidad. Como un niño pequeño a quien su madre consuela. Nosotras, sus hermanas, la hemos acompañado con mucho cariño y una ternura decisiva en sus momentos de cruz, que la hemos cuidado. Agradecemos su servicio de amor a las hermanas de la cruz que –como siempre- nos han ayudado y a Sor Guadalupe le han atendido con todo el amor y la ternura como sólo ellas saben hacerlo. Que Dios las bendiga.

Ahora damos gracias por su vida y su testimonio…intercede por nosotros ante el Padre, querida hermana Guadalupe.

Descansa en paz, querida hermana