Pestaña

viernes, 1 de abril de 2022

Mensaje del Ministro General ante la guerra en Ucrania

Fray Massimo Fusarelli, OFM
Ministro General


A todos los Hermanos Menores
A las Hermanas ClarisasA los laicas y laicos franciscanos, amigos y bienhechores


Estimados Hermanos y Hermanas, ¡El Señor os dé la paz!
Seguimos viendo con dolor y angustia los acontecimientos que han afectado a Ucrania. El mundo de la información nos proporciona algunas actualizaciones constantes sobre la evolución de los acontecimientos, también nosotros recibimos noticias al minuto por parte de nuestros hermanos que viven en esa tierra, atormentada por un conflicto que el mismo Papa Francisco ha calificado de inhumano y sacrílego. Es por medio de ellos que escuchamos los sufrimientos de la población, así como también de los esfuerzos que hacen para aliviarlo. Todos nuestros frailes en Ucrania han permanecido en los mismos lugares donde viven, cerca de la gente y especialmente de los ancianos y enfermos que no pueden escapar. Comparten su suerte con serenidad y hasta hoy, gracias a Dios, no han sufrido consecuencias físicas o materiales a causa del conflicto. Al mismo tiempo nuestra atención se dirige nuestros hermanos de los países vecinos y fuera de ellos que están dando muestras de gran generosidad y participación acogiendo a los refugiados y prestando asistencia a sus hermanos y hermanas que han permanecido en Ucrania en la medida de lo posible en esta fase amarga de la guerra. Así que sigamos orando y ayunando. Continuemos a pedir perdón por tanta violencia que vuelve a atravesar Europa, después de los dramas del siglo XX, sin olvidar la guerra de los Balcanes a finales del siglo pasado. Y por tantas guerras que hay por todo el mundo hoy en día.

El éxodo bíblico de tantos refugiados que huyen de la guerra nos ayuda a ver con ojos abiertos este destino que afecta a tantas y tantas personas en el mundo hoy en día. No podemos acostumbrarnos y permanecer indiferentes. Intentemos leer bien lo que ocurre a la luz de la fe y de la inteligencia de la historia, sin detenernos en valoraciones superficiales. Me pregunto qué nos quiere decir el Señor a través de todo esto y también cómo su "silencio" ante tanto dolor prueba y purifica nuestra fe, empujándonos a una escucha más intensa de su Palabra, con el corazón y la fe de María, Virgen del Sí.

Con esta carta deseo renovar nuestra cercanía a nuestros hermanos en Ucrania. La gran generosidad que viene de la Orden, así como también de muchos pequeños y grandes bienhechores, nos ayudará en el futuro. Ninguno de nosotros sabe cuánto durará esta emergencia y las muchas necesidades de un País destrozado. Es por eso que, a través de la Fundación Fraternitas OFM, estamos llevando a cabo la colecta solidaria para Ucrania, que podéis seguir promoviendo y difundiendo como se indica en la página web de la Orden (www.ofm.org).

A través de la Oficina para el Desarrollo en la Curia, aprobamos proyectos bien orientados y dirigidos por los hermanos de la Provincia de San Miguel y la Fundación Católica Griega Todos los Santos. De este modo, aseguramos a todos los donantes el buen uso de los fondos, identificando en cada ocasión las distintas necesidades y los aspectos críticos que deben atenderse. Reitero efusivamente mi llamada de apoyo a las iniciativas de solidaridad en curso y a las que afrontaremos a largo plazo. Es el momento de ser generosos, de abrir nuestros corazones, nuestras casas y conventos para acoger y compartir.

Conforme se acerca la Pascua, el sentimiento de esperanza sólo puede crecer en los corazones de todos. Esperemos que este calvario al que está sometido el pueblo ucraniano, y que implica indirectamente a todos los hombres y mujeres de fe de todo el mundo, llegue pronto a su fin y conduzca a un tiempo de paz. Un tiempo de renacimiento y rescate para toda la humanidad, en el cual podamos decirnos verdaderamente ¡Fratelli tutti!

Con este deseo os saludo y bendigo a todos y cada uno de vosotros en nombre de San Francisco.

Roma a 25 de marzo de 2022
Solemnidad de la Anunciación del Señor
 
Vuestro hermano y siervo:
Fray Massimo Fusarelli, OFM
Ministro General