Pestaña

viernes, 15 de octubre de 2021

Encuentro en el "Día de la Fraternidad"

 

El pasado día 13 de octubre celebramos el "Día de la Fraternidad Federal". Este año la Comisión de Relaciones Fraternas, encargada de promover las relaciones entre nuestras fraternidades, tuvieron la iniciativa de hacer un encuentro online, dado el estado de alarma por el covid, que nos está obligando a familiarizarnos con las nuevas tecnologías. 

      El  encuentro virtual, esmeradamente preparado por dicha Comisión, tuvo lugar a las 16:30 a través de la plataforma Zoom, y participaron todas las fraternidades, exceptuando a Zafra, Siruela y Descalzas en Badajoz por hallarse de Ejercicios Espirituales y Montijo por problemas de conexión. 

Comenzó con una introducción de Sor Rosa Mª Gamero en nombre de la Comisión, acto seguido se hizo una oración y a continuación madre Presidenta, Sor Mª Teresa Domínguez dirigió unas palabras a las hermanas, al término de las cuales, se dio paso a las fraternidades que ordenadamente fueron felicitando y diciendo unas palabras de congratulación. La fraternidad de la Laguna nos deleitó con un hermoso canto y anecdótico también fue la intervención de nuestras hermanas de Montilla que nos sorprendieron con una suelta de globos y la fraternidad de Campanario con un fondo adornado para el caso y palabras sobre la fraternidad. El encuentro finalizó con la Bendición de nuestra Madre Santa Clara, que nos impartió madre Presidenta.

Todas las hermanas resaltaron lo positivo del encuentro, la alegría de poder vernos, ya que por este medio, han podido participar todas, (enfermas y mayores) y dieron las gracias a las hermanas de la Comisión por tan grata iniciativa. 

A continuación, trascribimos las palabras que madre Teresa dirigió a las hermanas:

 

Saludo de Madre Presidenta

Buenas tardes a todas, estamos viviendo esta jornada desde la acción de gracias al Padre de las misericordias que, de “distintas partes y provincias nos ha congregado”. Él nos ha convocado al seguimiento de su Hijo entorno a este hermoso carisma francicano-clariano que hemos recibido y en el cual la fraternidad, como se decía en el Capítulo General de este año, es uno de los pulmones que animan nuestro ser y dan vida a todas nuestras acciones. (Cf DF  11, 13).

La vitalidad y calidad de nuestra vida fraterna encierra, una llamada nueva que escuchar por parte de Dios, encierra un camino que iniciar, algo nuevo que aprender, algo valioso que aportar. Y Siempre desde una actitud de alabanza agradecida y de compromiso compartido.

Y a eso se nos llama en este día a alabar a Dios por tantos beneficios recibido de Él a través de la Orden, de la Federación, de cada fraternidad y de cada una de las hermanas. Continuamente hemos de considerar los inmensos dones que Dios ha derramado sobre nosotras y por los cuales estamos muy obligadas a alabar y a bendecir a Dios, y a afianzarnos más y más en el Señor para hacer el bien (Cf.TestCl 6,22).

Pero también en este día se nos llama a mantener el compromiso serio de crecer en comunión y en conciencia de familia. Poco a poco, y más, en este tiempo de covid, hemos tenido o tenemos el riesgo del aislamiento, y del individualismo, el cual mata la vida fraterna.

El Papa Francisco dirá que “El individualismo radical es el virus más difícil de vencer. Engaña. Nos hace creer que todo consiste en dar rienda suelta a las propias ambiciones, como si acumulando ambiciones y seguridades individuales pudiéramos construir el bien común” Y no, hermanas, no nos equivoquemos, el bien común se construye en la donación gratuita de cada una, en la muerte de nuestros yoes. Porque «la vida subsiste donde hay vínculo, donde hay comunión, donde hay fraternidad; y es una vida más fuerte que la muerte cuando se cimienta sobre relaciones verdaderas y lazos de fidelidad.

Por el contrario, no hay vida cuando pretendemos pertenecer sólo a nosotras mismas y vivir como islas: en estas actitudes prevalece la muerte».

El Espíritu, hoy, nos empuja hacia fraternidades más abiertas, más dialogantes, más sensibles a las llamadas de Dios, que sean capaces salir de sí rompiendo bloqueos y perjuicios que obstaculizan, si es que no lo impiden totalmente, la comunión.

Y aquí el problema no está en el número, en las edades, en la cultura, no,el verdadero problema, -como dirá nuestro General-, es el envejecimiento interior, la atrofia del corazón, la resistencia a la conversión, la sordera ante las nuevas llamadas del Espíritu, la tentación de "enterrar" el talento de la vida para conservarlo seguro, sin advertir que ésa es la mejor forma de defraudar a Dios”. ¿Por qué?  Porque los bienes que hemos recibido de Dios hay que restituírselos a El mediante la entrega gratuita y el servicio mutuo de unas para con las otras.

Nuestro Ministro General, en su última carta nos invita a ser mujeres capaces de acoger la novedad que el Espíritu siembra a nuestro alrededor y en nosotras. Porque es solo el Espíritu el que nos libera, hace nuevas todas las cosas e infunde un soplo regenerador también a nuestra forma de vida.

Por eso, Fr. Massimo, consciente que es ésta una realidad que nos supera, nos pide que roguemos al Señor para que él nos purifique de cualquier otro espíritu, diverso, divisorio, de oposición, de miedo, porque el Espíritu del Señor es más grande, es más grande que nuestro pequeño espíritu, a veces, tan contaminados de tendencias y reacciones demasiadas mundanas.

Gracias al hálito del Espíritu del Señor que nos anima desde dentro y gracias a su creatividad, seremos capaces de crecer en amor recíproco y santa unidad, en respeto mutuo y en sorpresa agradecida por los modos en que nuestro carisma puede ser actualizado y así, continuar engendrando vida y vida en abundancia.

Hermanas, tenemos por delante un intenso y apasionante trabajo de crecimiento fraterno hacia dentro, como fraternidades de verdaderas hermanas pobres que comparten una misma misión.

Que nuestras relaciones interpersonales vayan ganando en cercanía, en cariño, en respeto, en confianza, en diálogo, en perdón; que nuestras muestras de amor mutuo se palpen. Con palabras de Clara: “mostrad exteriormente con las obras el amor que interiormente os tenéis” (TestCl, 59).

A María, mujer fiel, que acogió con docilidad el Espíritu de la verdad que procede del Padre, a través de su Hijo Jesús, le pedimos que nos enseñe a custodiar el don de la vocación y el de la fraternidad y a redescubrir cada día su vitalidad, cooperando activamente a su edificación. Así sea.

 

Sor Mª Teresa Domínguez Blanco

Presidenta Federal