“No temáis os traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: hoy en la ciudad de David os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor”
En medio de la situación incierta, dolorosa y precaria que la humanidad vive en estos momentos, este anuncio aviva nuestra fe y esperanza y abre nuestras miras hacia el Dios de lo imposible, hecho Niño pobre y vulnerable. ¡Oh sublime humildad! ¡Oh asombrosa pobreza! El Rey de los cielos recostado en un pesebre…
“Pidamos al Señor que abra nuestras almas para que podamos entrar en el misterio de su nacimiento. María que donó su seno virginal al Verbo de Dios, que lo contempló niño entre sus brazos maternos, y que sigue ofreciéndolo a todos como Redentor del mundo, nos ayude a hacer de la próxima Navidad una ocasión de crecimiento en el conocimiento y en el amor de Cristo” (Benedicto XVI).
Que Clara y Francisco nos contagien su asombro ante tan entrañable misterio, para que nuestra vida sea un intenso canto de gratitud al Dios con nosotros.
Santa y gozosa celebración del nacimiento de nuestro Señor.
Pidamos mutuamente. Fraternalmente