Pestaña

jueves, 27 de agosto de 2020

Pascua de Sor Amalia del Corazón de Jesús Romero López

 Fraternidad de Santa Clara en Montilla, Córdoba 
25 de agosto de 2020

 Estaba afianzada sobre roca firme

 La roca tiene una cantera cuyo cimiento es Cristo, la Cruz, donde se asienta, se construye la casa, y tiene toda su solidez la vida, las cosas...

Así contemplamos a nuestra hermana, nacida en una familia pobre, pero afianzada en los valores cristianos, domésticos; una familia numerosa de 8 hermanos en la que muy pronto, ella tendría que ejercer de madre, sin dejar al mismo tiempo sus travesuras y sus juegos entre sus hermanos.

En esta buena tierra familiar, nació nuestra hermana Amalia el 11 de agosto año del Señor 1923, en Aguilar de la Frontera, Córdoba.

A sus 22 años, acompañada de sus padres, el 4 de junio de 1944, ingresó en nuestra fraternidad, donde muy pronto se destacó en los servicios fraternos con enfermas y mayores. Para ella no contaba el tiempo, lo mismo hacía de la noche día, su maestra la llamaba:” Fray escoba”. El 26 de febrero del 45, toma el santo hábito de nuestra Orden, para hacer su Profesión Simple el 25 de enero del 47 y ratificar su entrega al Señor mediante la Profesión Solemne el 26 de enero de 1950.

Durante estos 76 años de vida dedica al Amado, fue una gran adoradora del Santísimo Sacramento del Altar, de allí, buena Cantera, extraía todas las virtudes que adornó su vida: Vida pobre, sencilla, servicial-materna, alegre y traviesa, (la gracia, no destruye la naturaleza, sino que la enriquece).

Se gano el amor de todos cuantos, a través del torno o Portería, se acercaban a nuestro Convento. Otros de los oficios que realizo, fue de sacristana, ejerciéndolo con gran gusto, delicadeza y maestría, ganándose el título de “Sor Maceta”, pues todo le parecía poco para adornar la Casa de su Señor.

También ejerció de enfermera, donde desarrollo su amor maternal sobre enfermas y mayores; así mismo fue en varios trienios Discreta, donde destacó, por su prudencia y sigilo.

Pero ante todos estos oficios que pasan, nuestra hermana vivió el gran oficio que enaltece a toda alma: la humildad y el reconocimiento de sus debilidades, que confesaba y por las que pedía perdón.

Fue pobre de corazón, sin tener nada propio. Como verdadera peregrina y advenediza, todo lo ponía en manos de su madre Abadesa. Ha sido un Espejo de cómo se vive el Carisma Clariano-Franciscano, en la pobreza, alegría, fraternidad y servicio callado, dejándonos a todas, una estela a seguir. Hasta la víspera de su enfermedad, se levantaba muy temprano para no llegar tarde al coro, al encuentro diario con su Señor.

Acudía a todos los cursillos de la Federación, que se le permita, con gozo y deseo de aprender, siendo en ellos la alegría en los recreos. Gozaba en los cursos de formación que en nuestra Fraternidad tenemos durante el año, como los cursos impartidos por nuestra Diócesis anualmente. Fue una hermana en perenne formación, en la que se le veía gozar y asimilar, a sus 97 años se la veía por los claustros estudiando la Regla y Constituciones.

Alma enamorada de María Santísima, con una espiritualidad sólida, que traslucía en los pequeños detalles en sus fiestas.

Con ella, se cierra, yo diría, como el antiguo y nuevo testamento. Nos ha mostrado a esta nueva generación los valores y la vida de Francisco y Clara, a los que ella, amó y siguió de corazón y vida, tratando de seguir las huellas de Cristo.

En la madrugada del día 25 agosto de este año del Señor 2020, después de tres días de agonía, acompañada de todas sus hermanas, el Señor la llamó a su Reino donde continua su alabanza en la gran Cena del Cordero Pascual, por los siglos de los siglos.

Desde allí, en la Comunión de los Santos estamos contigo. En alabanza de Cristo Amen.

Tus Hermanas de Santa Clara de Montilla