Ayúdanos Hermana y Madre Clara, a mantener vivo en nuestras comunidades y en nuestras almas el ardor del carisma con el que, el Espíritu Santo adornó tu vida y cuyo legado precioso nos dejaste. Que no anhelemos tener otra cosa, sino sólo abrazarle a Él, pobre y crucificado. Bendícenos, protégenos y mándanos jóvenes que renueven nuestras fraternidades.
Desde nuestro blog federal os deseamos paséis un precioso y bendecido día.