POR LOS HERMANOS MENORES DE LA PROVINCIA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN
Ruega por nosotras San Francisco de Asís.
“El amante de toda humildad se trasladó de Gubbio a los leprosos, y convivió con ellos, prestándoles con suma diligencia sus servicios por Dios. Les lavaba los pies, vendaba sus heridas, extraía el pus de las úlceras y limpiaba la materia hedionda, y hasta besaba con admirable devoción las llagas ulcerosas el que había de ser después el médico evangélico. Por lo cual consiguió del Señor el extraordinario poder de curar prodigiosamente las enfermedades espirituales y corporales”. LM 2,6
Paz y Bien es el saludo Franciscano, que les enviamos a todas nuestras queridas hermanas de esta Provincia Bética.
Nos encontramos en la vida de Francisco, como el contacto con los leprosos pudo convertir su vida errante y frívola. Supo hacer de lo ordinario, lo extraordinario y descubrir el Cristo vivo en los hermanos que sufren.
En este mes tan franciscano, nuestra plegaria la vamos a dirigir a nuestros Hermanos Menores, de la Provincia de la Inmaculada Concepción. No olvidemos sus nombres, sus rostros y sobre todo que las ocupaciones no nos impidan despreocuparnos de ellos. Propongámonos en preocuparnos y preguntar por ellos en este mes de octubre.
Agradecemos a todos aquellos Franciscanos que siempre están disponibles para nosotras y nos acompañan como capellanes, confesores, directores de Ejercicios Espirituales, para la formación, etc…
Oremos a San Francisco, para que siempre se mantengan fieles a la Regla del Seráfico Padre y no nos abandonen en nuestras necesidades.
Con nuestra lámpara encendida ante la presencia del Señor, colocamos el nombre de: “OFM”.
En este mes de octubre podemos tener como referencia espiritual en nuestras relaciones fraternas la lectura meditada y reposada de la Quinta Admonición de San Francisco: “Que nadie se ensoberbezca, sino que se gloríe en la cruz del Señor”.
Recibid un saludo fraterno de vuestras hermanas
de la Comisión de Relaciones Fraterna.
