Fraternidad de Santa Ana, Badajoz
26 de enero de 2020
En el alba del día 26 de enero, fallecía nuestra hermana sor
Carmen Condado Alonso, a los 90 años de edad y 66 de vida religiosa, en la
fraternidad de Santa Ana de Badajoz.
Nuestra querida hermana Sor Carmen, nació el 9 de enero de
1930, en Palacios de la Sierra (Burgos) hija de Don Nicolás Condado y Doña Luisa
Alonso, hogar profundamente cristiano del que nacieron 4 hijos, tres de los
cuales se consagraron al Señor en la vida religiosa. Su hermana, Sor Antonia,
ingresó con ella en el mismo convento.
A los 22 años, decidió ingresar en el Monasterio de Nuestra
Señora de Gracia, en Jerez de los Caballeros, un 16 de enero de 1952, vistiendo
la librea franciscana el 11 de febrero del siguiente año y emitiendo sus primeros
Votos el 25 de marzo de 1954 y la Profesión Solemne el 25 de marzo de 1957.
Una hermosa historia de amor envuelve esta larga vida consagrada.
Mujer amante de la Eucaristía, la liturgia y el rosario donde gustaba de orar
por las necesidades de nuestro mundo, así como esa coronilla de la misericordia
que diariamente rezaba de pie a pesar de su enfermedad que la tenía atada a una
máquina de oxígeno día y noche durante varios años.
Los actos de comunidad eran para ella muy importantes. Vivía
la vida fraterna de un modo sencillo y silencioso, siempre dispuesta y generosa
a poner su tiempo y cualidades al servicio de las hermanas. En el Convento de
Jerez, sirvió a su comunidad varios años como abadesa y madre, siendo durante
su último gobierno cuando decidieron fusionarse la fraternidad completa con la
comunidad de Santa Ana en Badajoz, el 2 de agosto de 2007, sabiendo mantener en
todo momento la unidad y la paz de su fraternidad en esta delicada decisión y
mostrando siempre un total desprendimiento de los bienes pasajeros. Durante su
larga enfermedad, la paciencia, la paz, la serenidad y el agradecimiento, eran
el don que día a día compartía con todas sus hermanas, reflejando así la
ternura y amor desbordante que ella misma recibía de su Dios y Señor.
Las exequias fueron celebradas el día 27 a las 5 de la
tarde, presidiendo el Padre Ministro Provincial, Fray Juan Carlos Moya, y
concelebrando D. Feliciano Leal, Vicario para la Vida Consagrada y varios hermanos
franciscanos y sacerdotes diocesanos, en una celebración donde brillaba el gozo
de esa doble fidelidad, como hermosamente expuso nuestro hermano Juan Carlos: la
fidelidad de Dios que amorosamente sostuvo a nuestra hermana en su camino y el
fiat de nuestra hermana a su llamada, que victoriosa, ha llegado a su meta, ha
mantenido viva la llama de la fe y ha sido coronada de manos de su Amado con la
corona de gloria que no se marchita.
Nos sorprendió grandemente ver esa capilla repleta, con hermanas
que llegaron de casi todas nuestras fraternidades, de religiosas diocesanas y
de numerosos fieles, y como mencionó al final Don Feliciano, veía en ello representada
a la Iglesia que despedía a su hija.
Querida hermana Carmen, agradecemos profundamente a Dios el
haber compartido contigo cada día de tu aventura evangélica. Desde aquel lejano
1952 que ingresaste en Jerez de los Caballeros, viviste tu juventud y tus más
profundos anhelos de santidad y fraternidad en medio de tantas hermanas a las
que amaste profundamente y las cuales ya, en su mayoría, te han precedido en feliz
encuentro con Aquel que te desposó y te amó infinitamente; después te tantos
años trascurridos en el santo servicio, todas tus hermanas presentes de esta tu
fraternidad, agradecemos el exquisito trato y delicadeza, siempre dispuesta a
disculpar y justificar y a dar las gracias por el mas mínimo servicio o gesto
de atención que a ti te ofrecíamos.
Gracias querida hermana. Ve segura y feliz al encuentro de
tu eterno Amor, pues Aquel que te creó te santificó y guardándote siempre como la madre al hijo, te ha amado con tierno amor. Intercede por cada una de nosotras, para que un día gocemos
también de vivir en el gozo de los que siguen al Cordero a donde quiera que va.