Compartimos la Carta que el Ministro provincial y su Definitorio a dirigido a los hermanos, hermanas contemplativas y
laicos de la OFS o muy comprometidos con su misión evangelizadora
(Consejos pastorales parroquiales, Comunidades educativas y otros
miembros de los grupos apostólicos), con motivo de la apertura del Curso 2019-20.
A los hermanos
de la Provincia de la Inmaculada Concepción, a los Consejos
pastorales de las parroquias de nuestra Provincia,a las Comunidades
educativas de nuestros colegios, a las Hermanas
contemplativas OSC, OIC y TOR, a las Fraternidades
Seglares Franciscanas, a las hermandades
y grupos franciscanos vinculados a nuestras fraternidades:
El Señor os dé la paz.
El Definitorio de la Provincia de la Inmaculada Concepción os dirige estas letras
con la intención de iniciar con buen ánimo el Curso 2019-2020, y de crear lazos
de comunión que nos permitan caminar juntos a frailes, hermanas contemplativas y
seglares franciscanos con los que, desde diferentes opciones de vida, compartimos
vocación y misión. Pretendemos exponeros, sencillamente, algunas inquietudes que
nos acompañan, y haceros algunas propuestas que dinamicen la vida y la misión, de
tal modo que puedan llegar a ser cauce de creación de redes que nos permitan trabajar
en la misión de Dios con el rostro vuelto al Señor.
Prioridades del Plan Trienal
Como muchos
de vosotros sabéis, nos encontramos al inicio del segundo curso del Trienio 2018-2021. El Definitorio provincial vio la conveniencia de elaborar un Plan
Trienal que estuviese vertebrado por un acuerdo capitular para cada curso, de tal
manera que nos ayudase a centrar nuestros esfuerzos en esa prioridad sin descuidar
el resto de acuerdos capitulares. Así, el curso 2018-2019 ha estado marcado por la relación con Dios, el curso 2019-2020 se quiere
centrar en la misión con las familias y los jóvenes, y el curso 2020-2021 trabajaremos
la misión con la Familia franciscana y los laicos que nos acompañan.
El curso pasado nos centramos en la relación con Dios. No por sabida, deja de
ser importante esta dimensión de nuestra vida, que es fundamento esencial de las
que dependen el resto. Si el papa Francisco afirma que «la primera motivación para
evangelizar es el amor de Jesús que hemos recibido»[1],
y que el santo de nuestro tiempo «es alguien que no soporta asfixiarse en la inmanencia
cerrada de este mundo, y en medio de sus esfuerzos y entregas suspira por Dios»[2],
nuestra Orden, por su parte, reconoce en un documento reciente que «una vida que se declara “consagrada” encuentra su sentido y su fundamento precisamente en la fe en Dios… Probablemente un equívoco de la formación permanente
(y quizás también de la formación inicial) es el de dar por descontada la fe, como
si la fe fuera un requisito que puede adquirirse de una vez por todas»[3].
En su día, los hermanos de la Provincia de la Inmaculada nos dijimos, en el Proyecto
de vida y misión, que la nuestra «es una vida marcada fuertemente por la experiencia
del encuentro con el Dios vivo, de tal manera que, cuanto más profunda sea esta
experiencia más auténtica será la vida espiritual; porque Dios es el principio integrador
de toda nuestra vida y misión»[4].
Así, este curso pasado, ha querido ser cauce para discernir, repensar, gustar con
más intensidad nuestra relación con Dios. Podemos constatar algunos frutos: el buen
resultado del Curso de Formación permanente en Chipiona, la participación de un
número significativo de hermanos en las diversas tandas de Ejercicios espirituales
organizados por la Provincia y la búsqueda de tiempos y lugares para el retiro por
no pocos hermanos, la lectio divina y el retiro mensual enviado por la Fraternidad
de El Palancar, ambos acogidos en el proyecto comunitario por algunas Fraternidades,
entre otros. Todos ellos son pequeñas mediaciones que, como la levadura, da crecimiento
a la masa que es nuestra vida de relaciones.
La familia y los jóvenes, prioridad del curso 2019-2020
Lejos de olvidarnos de lo recorrido a lo largo de este curso pasado, su aportación
ha de ser tenida muy en cuenta para que nuestro anuncio se concentre en lo esencial
y la propuesta se simplifique y se vuelva más contundente y radiante[5].
Si nuestra vocación halla su fundamento en Dios, ésta se orienta por el mismo Señor
a la misión, pues, así como el Hijo fue enviado por el Padre, así también todos
los hermanos, bajo la dirección del Espíritu Santo, son enviados a proclamar en
el mundo el Evangelio a toda criatura[6].
La Provincia viene empleando muchas energías en dos áreas donde se concreta nuestra
misión: en el acompañamiento de las familias y sus hijos a través, principalmente,
de los colegios y de las parroquias. Y es que nos damos cuenta de que la familia
es esencial en el desarrollo de nuestra sociedad, no solo desde una perspectiva
económica, sino del bienestar o de la felicidad.
Según los datos que ofrece el Instituto de Política Familiar, la situación de
la familia en España es preocupante: somos el 5º país del mundo con peor índice
de fecundidad, por lo que se necesitan 240.000 nacimientos más anuales para asegurar
el nivel de reemplazo general; los matrimonios religiosos están desapareciendo (73,7%
lo hacen exclusivamente por lo civil); el crecimiento de los divorcios en España
se ha duplicado en los últimos 13 años y se producen 3 rupturas por cada 5 nuevos
matrimonios; el divorcio afecta
a 90.000 hijos por año…[7]. Estos y otros datos nos han de llevar a tomar
viva conciencia de lo que se está jugando la sociedad española en general, a lo
que la Iglesia católica en España no puede quedar indiferente.
Nuestra preocupación se ha de dirigir a prestar acompañamiento y formación,
en la medida de nuestras posibilidades, a las familias que asisten habitualmente
a nuestras iglesias o plataformas pastorales. Por eso, este segundo curso del Trienio
nos hemos planteado salir hacia las familias y los jóvenes con varios objetivos:
profundizar en el conocimiento de la realidad de las familias y los jóvenes; revisar
la cabida que damos a las familias y a los jóvenes en nuestro ministerio evangelizador;
conocer con mayor rigor el trabajo que se viene haciendo por el Equipo de Pastoral
juvenil y vocacional de la Provincia, y discernir y activar posibles iniciativas
que nos ayuden a atender con mayor claridad y cercanía a los jóvenes y a las familias[8].
Quizá sea muy ambicioso, pero partimos desde la conciencia de que, en cuanto
evangelizadores, tenemos una responsabilidad directa que ejercer para contribuir
en la medida de nuestras posibilidades a que nuestra sociedad viva más integrada
desde un punto de vista de las relaciones. Cuando hay dificultades en el matrimonio,
en muchos casos se suele tomar con suma facilidad la solución de romperlo y que
cada cónyuge vaya por su lado, siendo los hijos los grandes perjudicados. Por ello,
vemos que es de suma importancia para nuestro tiempo ofrecer a Cristo como modelo
de persona.
Dos exhortaciones post sinodales
Tenemos un apoyo doctrinal muy reciente que nos ayuda en este ministerio y que
viene dado por diversos sínodos de obispos. La exhortación apostólica Amoris Laetitia
del año 2016 nos recuerda que los cambios culturales y antropológicos a los que
está sometida nuestra sociedad, el individualismo exasperado que desvirtúa los vínculos
familiares y acaba por considerar a cada componente de la familia como una isla
o el debilitamiento de la fe y de la práctica religiosa en algunas sociedades que
afecta a las familias y las deja más solas con sus dificultades[9];
además de precisar de diálogo y encuentro, también necesita «del primer anuncio, que es “lo más bello, lo más grande, lo más atractivo y al mismo tiempo lo más necesario”, y “debe ocupar el centro de la actividad evangelizadora”... Porque “nada hay más sólido, más profundo,
más seguro, más denso y más sabio que ese
anuncio” y “toda formación cristiana es
ante todo la profundización del kerigma»[10].
Por su parte, la exhortación apostólica Christus Vivit, publicada este
mismo año, nos anima a llevar a los jóvenes tres grandes verdades: «Dios te ama
más allá de lo que te suceda en la vida»[11],«Cristo, por amor, se entregó hasta el final para salvarte»[12],
y «¡Él vive! Si Él vive, entonces sí podrá estar presente en tu vida, en cada momento,
para llenarlo de luz. Así no habrá nunca más soledad ni abandono”[13]. A partir de estas verdades, será importante secundar
las dos grandes líneas de acción que ofrece la misma exhortación y que consisten
en promover caminos de búsqueda y de crecimiento[14].
Ambos documentos ofrecen muchas pistas para poder trabajar con las familias
y los jóvenes. En muchas de nuestras plataformas pastorales de la Provincia nos
consta que estos documentos han sido estudiados. Lo que proponemos desde el Definitorio
provincial es que en todas las fraternidades se pueda tener en cuenta la realidad
de las familias y los jóvenes: dedicar un tiempo del Capítulo local a analizar la
realidad social que rodea a la fraternidad, ver qué tipos de familia y jóvenes hay
en el entorno, qué problemática les acompaña, qué se puede ofrecer desde la fraternidad
y con quién se puede contar para ofrecer un servicio que ayude a la búsqueda de
itinerarios de vida. Sería interesante poder estudiar y trabajar junto a laicos
comprometidos con los que compartimos misión los capítulos sexto al octavo de la
exhortación apostólica Amoris Laetitia y quinto al séptimo de Christus Vivit, donde
se ofrecen numerosas pistas prácticas para el acompañamiento de familias y jóvenes.
Algunas iniciativas e integración activa de los laicos
Sin ánimo de pedir aquello que no podemos dar, queremos insistir en algo tan
básico como es la acogida de todo aquel que se acerque a nuestra puerta; también
proponemos que se puedan crear grupos de familias y jóvenes en los que ofrezcamos
formación y acompañamiento desde una perspectiva franciscana. De igual modo cada
Fraternidad se puede plantear la iniciativa de invitar a su mesa a alguna familia o familias… Sabemos
que los jóvenes empatizan mucho con las necesidades
de los más pobres: quizá los frailes no podamos acompañarlos directamente a realizar
voluntariados con personas necesitadas, pero seguramente hay laicos comprometidos
y formados de nuestro entorno y que sí les pueden acompañar en ese servicio de lavar
los pies a los más pobres.
En el Proyecto Porciúncula se proponía la integración activa de laicos en las
diferentes plataformas de la vida y actividad de los hermanos[15].
Dirigir esta carta no solo a los hermanos sino a los laicos y a las hermanas contemplativas
es lo mismo que decir que la misión que Dios pone en nuestras manos no nos pertenece,
hemos de compartirla con nuestra familia para que, desde el estado de vida en el
que cada cual ha sido llamado, pueda poner sus dones al servicio del Reino de Dios,
que es para lo que hemos sido convocados. Vemos como un signo de este tiempo que
la oración de las hermanas Contemplativas y el trabajo de los seglares franciscanos
o vinculados al carisma franciscano es una parte más de nuestra vida y misión. La
riqueza de este compartir fraterno será siempre mucho mayor que las dificultades
que puedan surgir en el desarrollo de la misión.
Os deseamos todo bien a lo largo del curso 2019-2020, marcado por la celebración
de la Asamblea provincial durante los días 26 al 28 de diciembre y la visita canónica
del Ministro provincial a las Fraternidades de la Provincia, además de lo anteriormente
expuesto. Y no dejemos de atender a la palabra de San Francisco de Asís, que es
palabra evangélica que nos acompaña en la misión:
«Aconsejo de veras, amonesto y exhorto a mis hermanos en el Señor Jesucristo
que, cuando van por el mundo, no litiguen ni contiendan con palabras, ni juzguen
a los otros; sino sean apacibles, pacíficos y moderados, mansos y humildes, hablando
a todos honestamente, como conviene»[16]
.
Recibid de
parte de todos nosotros un abrazo fraterno.
En Madrid,
sede de la Curia provincial, a 1 de septiembre de 2019
Fray Juan Carlos Moya Ovejero,
OFM
Ministro provincial
Fray José María Sainz Giménez,
OFM Fray
Francesc Linares Cerezuela, OFM
Vicario provincial Definidor provincial
Fray Severino Calderón Martínez, OFM Fray
Emilio Rocha Grande, OFM
Definidor provincial Definidor
provincial
Fray Jesús Hernández Martín,
OFM Fray Joaquín Zurera Ribó, OFM
Definidor provincial
Definidor provincial