El misterio de gracia que Dios quiso
realizar en María, destinándola desde la eternidad a ser Madre de su Hijo,
aparece desde las primeras páginas de la Sagrada Escritura, preparación y
anuncio de Jesús, y por lo mismo también de María como suprema victoria del
amor divino sobre la ruina de la creación, que el primer hombre y la primera
mujer provocaron con el abuso egoísta de su libertad por la desobediencia.
Mientras castiga a Adán al cansancio
sobre la tierra rebelde y a Eva al parto con dolor, acrecentado por la invasión
de la concupiscencia, Dios anuncia una “semilla” victoriosa sobre Satanás, una
Mujer, madre de vida, una enemistad radical y continua que culminará con el
triunfo de la estirpe de la nueva Mujer.
La Concepción Inmaculada es el don más
delicado y poderoso de Jesús a su Madre. A ella Jesús le quiso aplicar los
méritos de su muerte en forma totalmente especial, de modo que María es la
única criatura que nunca, ni siquiera por un instante, estuvo sometida a
Satanás. En esta prerrogativa la “enemistad” puesta por Dios entre la semilla
de la serpiente y la semilla de la mujer es verdaderamente total. Desde la
eternidad María es prevista y querida por la Trinidad Santísima, junto con la
encarnación del Verbo en la plenitud de los tiempos. Dios pudo finalmente
saludarla por medio de su arcángel Gabriel: “Ave María, llena de gracia”,
criatura totalmente cubierta por la gracia divina.
El amor por la Santísima Virgen María
ha sido una característica que ha distinguido a lo largo de los siglos a la
Familia Franciscana. Este amor tiene su origen en Nuestro Seráfico Padre
Francisco quien cultivó una profunda devoción por la Madre de Dios,
constituyéndola como Abogada de lo que en aquél momento era la naciente Orden.
San Buenaventura uno de los primeros biógrafos del Santo, en uno de sus textos
hace referencia a este hecho diciendo: "Después de Cristo, el
Bienaventurado Francisco ponía en ella (Es decir en la Virgen María) su
confianza, y por eso la hizo abogada suya y de los suyos" (L.Mayor, IX,3).
Pocos años después de la Muerte del
Proverello en 1226, el amor mariano que como una llama él había encendido entre
sus hermanos, comienza a dar sus primeros frutos. Es así como poco a poco los
hermanos fueron asumiendo como propia la defensa de la Santidad original de
María desde el momento de su concepción, que todavía no estaba lo suficientemente
clarificada en términos teológicos. En este contexto los grandes intelectuales
de la Orden, tales como Guillermo de Ware, Pedro Aureólo y especialmente el
Beato Juan Duns Escoto desarrollaron los elementos doctrinales que sirvieron de
fundamento para la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción de María
con la encíclica Ineffabilis Deus del papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854. “María,
por los méritos de su divino Hijo, fue preservada del pecado original en vista
de la altísima y singular función de Madre de Jesús y por esto es la criatura
toda hermosa y sumamente adornada por Dios con toda gracia”.
Pero la historia de la devoción a María
Inmaculada precede en siglos a la proclamación del dogma, que no introdujo una novedad,
sino que simplemente coronó una larguísima tradición. En 1858 María se apareció
18 veces a Santa Bernardita Soubirous en Lourdes; y confirmó solemnemente el
dogma con las palabras : “Yo soy la Inmaculada Concepción”.
El esfuerzo teológico fue acompañado
además por un filial culto a la Madre de Dios. Es así como desde 1263 en el
capítulo general de Pisa es instituida la fiesta de la Inmaculada Concepción
para toda la Orden. Esta fiesta fue luego extendida a toda la Iglesia en el
siglo XV durante el papado de Sixto IV, papa Franciscano Conventual. La Orden
Franciscana además ha dado grandes frutos de Santidad que se han distinguido por
un profundo amor por la Virgen Pura, tales como el Beato Juan Duns Escoto a
quien ya hemos mencionado, la Beata Ángela de Foligno, San José de Cuertino,
Santa Beatríz de Silva, San Francisco Antonio Fassani y San Maximiliano Kolbe,
fundador de la Milicia de la Inmaculada y quien es el gran exponente moderno
del amor filial a la Madre de Dios.
Fuente: franciscanos.net y franciscanosconventualesbogota.blogspot.com
Fuente: franciscanos.net y franciscanosconventualesbogota.blogspot.com