Las hermanas las recibimos con alegría y gratitud por su visita, en medio de cantos a ritmo de batuque, que nuestras hermanas de Angola habían preparada.
El martes 29 de agosto, la Madre Isabel reunió a la Comunidad y tuvimos con ella un encuentro fraterno. Nos dirigió unas palabras llenas de esperanza y ánimo en nuestro caminar, teniendo la carta de San Pablo a los Tesalonicenses como telón de fondo y fundamento del encuentro.
A lo largo de estos días, las hermanas compartimos con la Madre Presidenta, en un ambiente fraterno, cercano y sencillo, nuestras ilusiones y esperanzas, así como nuestras inquietudes. Este compartir se fue alternando con momentos de recreos festivos, en los que no faltaron los cantos de bienvenida, danzas y teatros.
Durante su estancia entre nosotras, las hermanas les enseñamos nuestra casa, ya que ni Madre Isabel ni Madre Eugenia habían venido a estas tierras canarias. En cada rincón recordábamos anécdotas, que han ido forjando la historia del Monasterio y de la Comunidad aquí en La Laguna. Sor Carmen disfrutó mucho, pues a finales de los años 80 estuvo prestando ayuda a esta fraternidad debido a la escasez de vocaciones. El estado de la casa en aquel entonces era ruinoso. Durante su visita, pudo contemplar el cambio material y espiritual que el Señor ha ido obrando a lo largo de las últimas décadas.
El jueves 31 nos visitaron en nuestra iglesia, las familias que forman el Club del Rosario Infantil, y que todos los viernes del año rezan en nuestra casa el rosario. Esa tarde los niños rezaron el rosario y luego participaron en la Eucaristía con los cantos y las lecturas, al final de la celebración, se acercaron al coro bajo para saludar a la Madre Isabel y a las hermanas que nos visitaban, teniendo un encuentro lleno de confianza y cercanía.
Y ya el viernes 1, Madre Isabel, Madre Eugenia y sor Carmen se despidieron de las hermanas y volvieron para su Monasterio. Antes de marchar, la M. Presidenta reunió a la Comunidad y nos animó a seguir viviendo nuestra vocación de Hermanas Pobres de Santa Clara al mismo tiempo que agradecía a las hermanas su acogida, su cercanía y su fraternal afecto.
También cada una de las hermanas de nuestra fraternidad agradeció a M. Isabel su visita, su escucha y dedicación a cada una y sobre todo el esfuerzo de haber viajado hasta Canarias para compartir unos días con esta Fraternidad.
Rezamos de una manera especial por nuestra Madre
Presidenta, para que el Señor y la Santísima Virgen la guíen en esta nueva misión
que se le ha encomendado, al mismo tiempo que tenemos presentes en nuestras
oraciones a cada una de las fraternidades de nuestra Federación, a cada una de
las hermanas, para que siempre y en todas partes difundamos el buen olor de
Cristo.