Pestaña

martes, 1 de marzo de 2022

Mensaje del Ministro General ante la guerra en Ucrania

 Ciudad de México, 24 de febrero de 2022

A los Ministros y Custodios
A todos los Hermanos y Hermanas Clarisas y Concepcionistas

 Queridos hermanos y hermanas,

¡Que el Señor os dé la paz!

Llegué a la Ciudad de México esta mañana para las celebraciones del 25 aniversario de la Provincia de San Junípero Serra, y, cuando apenas había bajado del avión, me llegó la noticia de la guerra que había estallado ahora en Ucrania, con la invasión de la que habla toda la prensa. Pude escuchar al Ministro provincial de Ucrania, fray Daniel Botvina, quien me informó que los frailes estaban bien, particularmente en el convento de Konotop, ciudad ya ocupada por los rusos, y que han permanecido allí con la gente para no abandonarla, y que están a salvo.

Por lo demás, el Ministro compartió conmigo la situación de preocupación y de intensa oración, para que el ruido de las armas se silenciara. Europa no veía un espectáculo como éste desde 1945. Es algo muy impactante que, como dijo el Papa Francisco en la audiencia de ayer, causa angustia y dolor.

La oración, unida al ayuno, es el más pobre de los recursos humanos desde el punto de vista político, pero es el más poderoso si vemos las cosas desde la perspectiva de Dios. Sólo Él, en efecto, puede tocar los corazones y las mentes, puede detener el ruido inútil y dañino de las armas.

Sólo Él puede convertir nuestros corazones, porque sabemos que la semilla de la guerra y la violencia está dentro de cada uno de nosotros y no fuera. La oración y el ayuno nos llevan a la conversión del corazón y de la vida, acercan esta tierra bañada en sangre inocente a la misericordia del Padre. En la Escritura la sangre no se seca de la tierra para que Dios pueda escuchar la voz de sus pobres y que nosotros no podamos permanecer indiferentes.

La oración y el ayuno también iluminan nuestra mirada interior, para que podamos leer los signos de los tiempos y no quedarnos distraídos, sino ser testigos. Lo que ocurre en un lugar lejano nos afecta a todos, y esto es válido para tantos conflictos, especialmente para aquellos olvidados.

Recemos por las víctimas, por las numerosas personas que ya huyen, especialmente a Polonia, donde nuestros hermanos ya se están organizando para acogerlas.

Recemos por nuestros hermanos que viven en Ucrania y por los que les han sido confiados. Pido a todos los Hermanos, a todas las Fraternidades, a todas las Clarisas y a todos los Monasterios orar diariamente en este tiempo por la paz en Ucrania y por la paz en todos los lugares donde se la perturba. El 2 de marzo el Papa nos ha invitado a la oración y al ayuno, y pido a los hermanos y hermanas que sientan esta inspiración interior que hagan lo mismo, por ejemplo, una vez a la semana, para invocar la paz. Que el Espíritu nos haga intercesores y agentes de paz y reconciliación.

Confiemos juntos esta intención a la Virgen Inmaculada, Madre del Príncipe de la Paz, Jesucristo nuestro Señor.

Os saludo de corazón, mientras invocamos juntos la bendición de San Francisco, que hizo del anuncio y la práctica de la paz el corazón de su vida evangélica y de toda nuestra vida.

Saludos fraternos

Vuestro hermano y siervo:

Fr. Massimo Fusarelli, OFM
Ministro General

Prot. 111047