“No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros” (Jn 15,16). No soy elegido por mis méritos, sino por su misericordia. “Con amor eterno te he amado” nos dice el profeta Jeremías. Y esto a mí me da cierta tranquilidad, saber que he sido llamado y elegido por amor.