El pasado mes de junio, el encuentro con hermanos aquejados por las limitaciones de la edad y la salud
en la Provincia de Francia/Bélgica me impulsó a reflexionar. En tantas
casas y enfermerías de todo el mundo, me encuentro con hermanos que han
vivido en la Provincia como en una misión. Algunos están serenos y
apasionados por nuestro futuro y viven su jubilación y su enfermedad con
paciencia, mientras que otros les cuesta más trabajo afrontar sus
padecimientos. Recojo hermosos testimonios de vida de hermanos que
cuidan de los ancianos, incluso junto a personas externas.