Pestaña

sábado, 15 de agosto de 2020

El Señor me dio hermanos

FRAY MANUEL TERCERO CANCHO, ofm
1949-2020

Dios se comunicó con nosotras a través de nuestro hermano Manolo

El día 8 de agosto el Señor lo llamó a su presencia, para abrazarlo eternamente. Hermano entrañable y querido por las hermanas que durante su vida acompañó a esta Federación en la formación y en el camino espiritual de las hermanas. 
 
Impartió diferentes cursos de formación siempre con el contenido de la vida espiritual, y de la oración. Es de resaltar el Curso del Itinerario espiritual, propuesto por Javier Garrido, en cuyos talleres y cursos Manolo se había enriquecido. Durante tres años tuvimos estos encuentros desde la Fraternidad de Santa Ana, donde acudíamos diferentes hermanas de la Federación, abriéndonos un camino de personalización en la fe y crecimiento y maduración personal desde la Palabra. Finalizándolo en el Palancar con aquel día de retiro con él. ¡Que gozada!
 
Así como los cursos de oración en Villagonzalo, y los diferentes cursos a las hermanas en formación. Prácticamente todas las comunidades hemos gozado con sus predicaciones y con su acompañamiento, un hermano que siempre nos ha orientado al centro y a lo esencial de nuestra vida, la relación con Jesús, y el camino de la sencillez, la humildad y la pobreza. 

El forma parte de esta federación, y de su crecimiento en la vida del espíritu y en el conocimiento de la relación con Jesús. Su vida, su palabra eran palabras y vida que se metían dentro del corazón, eran palabras de vida que el espíritu hacían vida en nosotras, su mismo talante silencioso y sus muchos gestos de hermano menor que muchas hemos tenido la suerte de ver, han ido marcando también un talante en nuestras vidas. Él ha sembrado a Jesús, ha sembrado su nombre allí donde ha ido. 

Recuerdo una hermana que un día le decía “hermano nunca he oído nombrar tanto a Jesús como tú lo nombras”.

Esa era su vida Jesús, era su palabra Jesús y era su talante ser como Jesús, ahora ya está con él. Manolo abraza a Jesús de nuestra parte y sigue ayudándonos desde el cielo para que nuestra vida sea solo ser y vivir en él y esperar el abrazo eterno con él. 

Muchas gracias por tu vida, por darnos lo que más tu querías y ayudarnos a desearlo y a acercarnos cada vez más al Señor. 

Te queremos hermano y sabemos que tú nos quieres a nosotras y que desde el cielo aun nos cuidaras más.