Por las personas que viven al margen de la sociedad
Oremos para que las personas que viven al margen de la sociedad, en condiciones de vida infrahumanas, no sean olvidadas por las instituciones y nunca sean descartadas.
Por las personas que viven al margen de la sociedad
Oremos para que las personas que viven al margen de la sociedad, en condiciones de vida infrahumanas, no sean olvidadas por las instituciones y nunca sean descartadas.
En la tarde del día 9 de agosto, el Padre de las Misericordias llamó a su presencia a nuestra querida
hermana María de los Ángeles, a la edad de 90 años y 71 de vida religiosa.
Como comunidad reunida en torno a Jesús resucitado, creemos por la fe que la muerte no es el final de la existencia humana, sino la entrada en una condición de vida nueva y definitiva: en Dios y junto a todos los redimidos.
Fray Guillermo Cerrato ofm
Os deseo una jornada de la Santa Madre Clara llena de gracia y bendiciones de lo Alto.
Ruego al Dios Sumo Bien, Único y Verdadero Bien, que acoja con singulares gracias a las hermanas que nos han dejado en estos últimos meses, que ilumine las mentes y los corazones de la nueva Hna. Presidenta y su Consejo Federal y también, ¡cómo no! para las MM. Abadesas en el servicio a sus respectivas comunidades y hermanas. Intensifiquemos especialmente en este día de la Santa Madre Clara nuestras súplicas por el crecimiento en nuevas vocaciones y acrecentamiento en nuestro compromiso de fidelidad al evangelio y al carisma propio.
En fin, comencemos hermanas y dejaros enseñar por el Señor y su Espíritu vuestra tarea...
Con mis mejores deseos de paz y de bien. Fr. Guillermo
En el nombre del Señor comienzo a escribir esta carta con motivo de la celebración de la Solemnidad de nuestra hermana y madre Clara de Asís. En primer lugar, quiero felicitaros por el don de nuestra vocación de hermanas pobres de Santa Clara dando gracias al Señor por cada una de vosotras.
Juntas agradecemos porque “entre los múltiples dones que hemos recibido y diariamente recibimos del que nos da con esplendidez, el Padre de las misericordias (2Cor 1,3), y por los que mayormente debemos dar gracias al mismo Padre glorioso, está el de nuestra vocación, pues cuanto más perfecta y mayor es, tanto más es lo que le debemos a Él”[1] Hemos sido llamadas por el Señor a vivir esta forma de vida y no acabaremos nunca de vivirla en profundidad, pero siempre estaremos en deuda ante tanta gracia recibida del Señor. Podíamos exclamar a cada paso ¡Me ha tocado un lote hermoso! ¡Que “suerte” hemos tenido con esta forma de vida a la que hemos sido llamadas! Sí, tengamos la certeza de que nos ha tocado un lote hermoso.
"Ama a aquel que es el Hijo del Altísimo, a quien dio a luz la Virgen, que después del parto siguió siendo virgen. Apégate a su dulcísima Madre, que engendró un tal Hijo, al que no podían contener los cielos, y Ella, sin embargo, lo acogió en el pequeño claustro de su vientre sagrado, y lo llevó en su seno de doncella". (3Cta Cl 17-19)
Queridas hermanas que vivís en la Iglesia y en medio del mundo el carisma de Santa Clara: El Señor os dé la Paz.