Pestaña

viernes, 10 de agosto de 2018

Carta del Ministro Provincial

Queridas hermanas,  paz y bien
Os envío estas letras de comunión fraterna en nombre de todos los hermanos de la Provincia de la Inmaculada en la que ambas Órdenes expresamos el gran don de Santa Clara a nuestra familia, a la Iglesia y al mundo, de manera particular vosotras. Su celebración el día 11 de agosto nos llena a todos de gozo y nos impulsa a buscar con mayor ahínco nuestra configuración con Cristo.

En medio de las ocupaciones y preocupaciones que llevamos entre manos, Santa Clara nos recuerda nuevamente que Cristo es el centro de nuestra vida. En cuanto Mesías enviado de Dios, nos introduce en el misterio de comunión con el Padre. A la vez, también nos orienta para acoger con decisión la fuerza que viene del Espíritu Santo. Cristo no será solo una mediación para ir al Padre, sino que en Él está el Padre y el Espíritu Santo, de modo que le podemos considerar como absoluto de nuestra vida.

Por eso Clara exhortará a Inés de Praga a que ame totalmente a Aquel que por su amor se entregó todo entero (3CtaCl 15). El sentido de plenitud que expresa Clara nos ayuda a ubicar en nuestra vida el centro sobre el que ha de girar todo: nuestro Señor Jesucristo. La relación profunda con Él ilumina nuestra originalidad como Orden y como personas. Cada cual, en su singularidad, está llamada a plenificarse en el amor de Aquel que os ha amado de manera incondicional, para así entrar en comunión con toda la creación, comenzando por las hermanas que han recibido la misma inspiración divina. Esta plenificación ni aísla ni uniforma, sino que hace tomar a la persona la vida en las propias manos y la abre, en libertad, a la comunión con los demás. Esta comunión que Jesucristo suplicará al Padre en el discurso de la última cena es el que Clara, junto con Francisco, recibirá como una de las dimensiones más importantes del carisma recibido.

El amor de Cristo que nos revela la plenitud de nuestras vidas nos lleva a vivir en comunión fraterna, y nos conduce a anunciar a todos que no hay creador sino Dios y todos nosotros somos hermanos. Este es el evangelio de Jesús, el que lo hace todo nuevo. En él encontramos la esperanza y la fortaleza. En la comunión con él estaremos siempre dispuestos a vivir las pruebas que sean, por duras que se presenten. Esta es la apuesta de Santa Clara que queda expresada de forma firme en la Carta a Ermentrudis: cualquier adversidad, por compleja que sea, no tendrá la última palabra sobre nuestras vidas, sino que la contemplación del Señor será la que en  consistencia a la vida y permita, no únicamente perseverar, sino crecer y entranuevas dimensiones de comunión con el amado.

Los documentos que recientemente ha ofrecido la Congregación para los Institutos de  Vida  Consagrada  y  Sociedades  de  Vida  Apostólica,  esto  es,  Vultum  Dei Quaerere y Cor Orans son los nuevos instrumentos que la Iglesia os ofrece para revisar la vida. Que el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo esté siempre en el corazón de vuestro discernimiento para que estos documentos sean una mediación auténtica de renovación. El mismo papa Francisco dirá que Cristo es siempre joven y fuente constante de novedad (EG 11).

Feliz día de Santa Clara, hermanas. Dios os siga llenando de sus bendiciones por intercesión de nuestra querida hermana y madre Clara.




Recibid un abrazo
fraterno.

                                                           Fr. Juan Carlos Moya Ovejero, ofm

Ministro provincial



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